martes, 23 de septiembre de 2008

Lo que ocurrió después del "Minuto de Gloria"

Carlos Rivera, antiguo alumno de la Universidad Laboral, en su web personal escribió un artículo en Junio de 2005 con este título.

En el pasado encuentro en Mojácar estuvimos comentando la anécdota, la cual continúa de alguna manera José Antonio, que también estuvo presente en el hecho acaecido durante la visita de Franco a la UNI.

Suelo leer las colaboraciones que envían nuestros antiguos compañeros de fatigas e ilusiones de aquellos tiempos que pasamos en la Universidad Laboral, que fue, no solo, Universidad por lo universal de las profesiones enseñadas, sino también por que, además de las asignaturas regladas en los distintos cursos, se nos inició en multitud de facetas de la cultura, artes, política ….

Y hablando de cultura política, me ha agradado leer una colaboración de mi compañero del Luis de Góngora, Calos Rivera, referente a la visita de Franco a la U. L. y quiero añadir algo más al Minuto de Gloria del Sr. García (hoy ya D. Julio).

Pero antes una descripción, subjetiva como es lógico, del la situación de la vida en la U.L. de aquel entonces...

Todos sabemos que las UU.LL. se financiaron, principalmente, con fondos de las Mutualidades Laborales, que se nutrían de los aportados por todos los trabajadores y empresarios del país, y no de las arcas del estado.

Los becarios que accedíamos a ella, hijos todos de Mutualistas, procedíamos de toda la geografía nacional y supongo que por una política de dispersión geográfica, en Córdoba estábamos chicos de todas las regiones y casi diría de todas las provincias.

Con lo que el enriquecimiento personal fue extraordinario, aprendimos a oír y a valorar los distintos idiomas y dialectos, el gallego, el catalán, valenciano, mallorquín, vascuence…el andaluz .y conocer personas de otras regiones con su forma de ser y pensar.

Me interesa resaltar que los padres de los que allá convivíamos habían participado activamente en la guerra civil de 1936, unos en un bando y otros en otro.

Independientemente de las ideas políticas que pudieran tener, estuvieron en el bando en que les tocó al quedar dividida España.
En nuestras familias se sufrió aquella desgracia siendo las victimas de un lado los verdugos del otro.



Pero nosotros, todavía algo anestesiados por los horrores contados, y por algunos vividos en la postguerra, unos, queríamos conocer los porqués que ocasionaron la guerra y otros simplemente no querían volver a ser engañados por sirenas políticas.

Los porqués y la razones oficiales estaban fijadas por la doctrina del Movimiento Nacional y los profesores de la asignatura obligatoria de Formación del Espíritu Nacional se encargaban de intentar explicarlos.

Pero, en verdad no les fue fácil, y no les fue fácil porque al lado nuestro había otras personas que nos enseñaron a razonar y que lo importante es convencer y no vencer y que se podía ponen en duda cualquier idea o concepto respetando todas las opiniones.



Y cuando perdimos el miedo a preguntar nos dimos cuenta que con la guerra no se había solucionado nada, que la injusticia social y el poder por el poder seguían y que había otras formas de pensar distintas pero tan válidas o más que la oficial y nadie tenia derecho a imponerlas por la fuerza, ni unas ni otras.

Como consecuencia, la célebre asignatura perdió toda consideración académica, vamos que se convirtió en una “María” y sus profesores perdieron la autoridad moral que no humana, aunque algunos también.

Aquí enlazo con la anécdota real contada por Carlos Rivera. Matizo que era la primavera bien entrada y que habíamos estado en el patio a pleno sol cordobés más de dos horas. Y aquella espera fue ¡ para presenciar el “Momento de Gloria de D. Julio”!, que relata Rivera.

Esta fue la gota que hizo que el agua del vaso se removiera y unos cuantos decidimos no participar mas es aquellas parafernalias de gritos, consignas, himnos y demás disfraces de la realidad.

Recordar que en los fines de semana había un acto de izar las banderas en el que participamos formados en el patio central A nuestra derecha estaba la bandera de la U.L. y a nuestra izquierda las banderas Nacional, de la Falange y la del Requeté, y que en momento se izar o arriar se cantaba el himno de la Falange, el Cara al Sol.

Algunos recordareis que, precisamente, a partir del momento de gloria de D. Julio no se volvió a cantar el Cara al Sol ni se volvieron a mostrar las banderas de la Falange ni del Requeté.



Pues ocurrió que un grupo de chicos pensamos que nosotros estábamos allí como becarios de la Mutualidades Nacionales, que a la Falange no le debíamos nada, que la única bandera que nos representaba a todos era la bandera española y que el único himno de todos era el nacional y así se lo hicimos saber al P. Rector el cual nos desaconsejó “oficialmente” cualquier acción, pero entrevimos que aquello era solo una postura oficial y que nuestra idea calaba en otros Padres Dominicos que nos ofrecieron su apoyo.

Hablamos con los jefes de aula de los Colegios Luis de Góngora y Gran Capitán, y decidimos no cantar el Cara al Sol en el próximo acto de banderas.

Así lo hicimos, nadie respondió a la entonación del himno, a los pequeños de San Rafael le basto una mirada a su derecha y la fiera mirada del P. Azagra que estaba al corriente del asunto.



¿Cómo terminó aquello? Pues primero con el insulto de un Profesor de la celebre asignatura, y de cuyo nombre no quiero acordarme, contestado con balido de borregos, a los que nos había comparado, de los concurrentes y con una explicación, apoyada moralmente por la Rectoría, y me imagino que más que moralmente, ante las autoridades civiles de la Provincia.

No se volvieron a izar las banderas de la Falange ni del Requeté y solo se escuchaba el Himno Nacional

Con esta anécdota he querido resaltar el verdadero espíritu universitario en cuanto a la libertad de razonamiento y expresión que nos inculcaron en esas instalaciones.

No fue mucho aquello pero en los años 60 fue una muestra.

Mi agradecimiento a aquellos que nos enseñaron a pensar en libertad.

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